Los daños por agua representan, año tras año, el siniestro más habitual en comunidades de propietarios. Sin embargo, la verdadera diferencia entre pólizas está en la calidad de la localización de la avería, una cobertura que permite resolver el problema con rapidez, precisión y menor coste para la comunidad.
Las pólizas modernas incluyen técnicas avanzadas como cámaras termográficas, gas trazador o escucha hidráulica, que permiten identificar la fuga sin necesidad de grandes obras. Esto supone un cambio radical: menos molestias para los vecinos, reparaciones más rápidas y un coste enormemente inferior para la comunidad.
Además, es fundamental diferenciar correctamente entre instalaciones comunitarias y privativas, pues muchas reclamaciones se generan precisamente por esta frontera. Una póliza bien diseñada delimita con claridad qué cubre cada parte, evitando discusiones internas entre propietarios, administradores y seguros particulares.
Otra mejora reciente es la inclusión de la reparación de la avería más allá del daño visible. En edificios antiguos, suele ser clave asegurar tanto el daño causado como el origen del mismo, especialmente en bajantes, zonas comunes húmedas, cubiertas y terrazas.
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