Publicado el por Sergio Ballesteros Diaz

En tiempos de crisis, todo el mundo intenta deshacerse de los costes fijos o, en su defecto, reducirlos al máximo. El tema del seguro de salud, seguro médico o cómo quiera llamarlo cada uno, y la reducción de su coste, es muy peligroso, pues hablamos de nuestra salud. Bueno, en realidad no sólo la reducción del coste del seguro de salud es peligrosa, podemos hacerlo extensible a cualquier otro tipo de seguro: hogar, coche, vida, responsabilidad civil...

Los precios han bajado tanto en estos años y están tan ajustados que, si se reducen aún mas, será a costa de disminuir coberturas o a costa de la calidad del servicio. El problema de la salud pública es un hecho. Se paga a través de los impuestos y, aún así, no da para mas y en algunas comunidades autónomas ya se plantean el copago como una realidad cada vez que vamos al médico.

¿Se han preguntado alguna vez por qué existe el copago en la sanidad privada?. Pondré un ejemplo. Si acudimos por nuestra cuenta a un psicólogo privado, éste nos cobrará alrededor de 50 € (por poner un número redondo) por una sesión de una hora de duración. En cambio, si acudimos al mismo psicólogo pero lo hacemos a través de una aseguradora, no tenemos que pagar nada, sino que es la aseguradora la que le abonará al psicólogo los servicios prestados. Y le pagará entre 20 y 30 € por la misma sesión de una hora de duración. Ni que decir tiene que el psicólogo pondrá en primer lugar a aquellos pacientes que no vengan a través de aseguradoras porque, si echan cuentas, están perdiendo dinero.

El problema radica en la posición de dominio que tienen determinadas aseguradoras de salud. Algunas, incluso abonan por debajo de los 20 € la sesión, y sé de algunos psicólogos que, obviamente, están descontentos y que cogen a esos pacientes porque no les queda mas remedio ya que si una persona tiene seguro de salud, lo mas normal es que acuda al psicólogo a través de su aseguradora y no a directamente, ya que le sale mas económico. Esa es su posición de dominio.


Sin hablar de la profesionalidad de cada uno, que no la dudo en absoluto, ¿obtendré el mismo trato y la misma atención del mismo psicólogo si acudo directamente o lo hago a través de mi aseguradora?. ¿Y si le pago de mi bolsillo la diferencia entre lo que cobra de la aseguradora (30 €) y lo que yo le pagaría si fuera directamente a su consulta (50 €). Sólo tendría que pagar 20 €. A mí me saldría mas barato y él seguiría cobrando lo que, en teoría, debería cobrar. Pues ahí tenemos el copago. Mas o menos es la explicación de su existencia: compensar el precio bajo que las aseguradoras pagan a los profesionales y así no devaluar el servicio prestado. Otra cosa es que todo el copago le llegue al profesional o se quede por el camino para compensar “costes administrativos” de las aseguradoras.

En definitiva, el coste de un servicio médico es el que es y si se intenta reducir, la primera opción debe ser el copago porque si intentamos reducir el coste a base de quitar coberturas o del servicio prestado, al final acabaremos en la automedicación, que es la forma mas barata y rápida para abaratar nuestros costes en los seguros de salud, y esto no debe ser nunca una opción.

Por supuesto, es solo una opinión. Con conocimiento de causa, pero una opinión.