Hace unos días, un trabajador de nuestra correduría vivió en primera persona uno de los fraudes más habituales y sofisticados en la actualidad: una estafa telefónica ejecutada por un ciberdelincuente. La llamada, que aparentaba ser de un empleado del banco, alertaba sobre un supuesto intento de hackeo en su cuenta y una inminente compra fraudulenta de bitcoins por valor de 2.800 euros.
Para ganar su confianza, el estafador llegó a proporcionarle datos reales de los movimientos efectuados ese mismo día en su tarjeta, lo que hizo aún más creíble la llamada. A continuación, le solicitó que proporcionara las claves de acceso para supuestamente bloquear la operación.
Por suerte, el trabajador, aunque inicialmente dudó, optó por no facilitar ningún dato y colgó. Esta rápida reacción evitó un robo potencial, pero el incidente deja clara una realidad: estas llamadas son cada vez más frecuentes y peligrosas. Los ciberdelincuentes utilizan técnicas de suplantación de identidad muy avanzadas, cruzan información real y manipulan emocionalmente al interlocutor para conseguir sus datos bancarios, contraseñas o accesos a plataformas de pago.
En Consulting Europeo de Riesgos, queremos advertir sobre la necesidad de formar al personal de las empresas en ciberseguridad y de contar con un buen seguro de ciberriesgo. Este tipo de seguro cubre desde accesos no autorizados y pérdida de datos, hasta fraudes financieros y extorsiones digitales, entre otros riesgos.
Ya no se trata solo de proteger la infraestructura tecnológica de las empresas, sino también de cubrir a sus empleados ante errores humanos que los delincuentes explotan cada día con más habilidad. Las consecuencias económicas y reputacionales de un ciberataque pueden ser devastadoras, incluso en pequeñas empresas.
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