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El desconocimiento del mundo del arte hace que no sepamos valorar lo que tenemos como patrimonio. Un valor en alza cada día, ya que el mundo económico en el que nos movemos nos demuestra que las inversiones más reales y mejores son las de las obras de arte.Incluso se pude hablar de una “buena inversión” con los tiempos que corren.

En nuestra vida cotidiana diaria podemos llegar a pensar que no poseemos ningún bien susceptible de ser valorado, pero las empresas que se dedican a la venta de antigüedades y obras de arte nos demuestran lo contrario. Nos podemos encontrar todo tipo de objetos: pinturas de todo tipo; antigua, moderna y contemporánea, grabados, dibujos; piezas escultóricas, de marfil, de madera, de mármol, de bronce, de barro; cerámica, porcelana y cristal; muebles: comedores, dormitorios, sillerías, armarios, escritorio, espejos, lámparas, instrumentos musicales, juguetes, abanicos, relojes, joyas, piezas de plata, cuberterías, libros, filatelia y cualquier objeto de colección.

Pero para poder invertir en obras de arte hay que saber de lo que hablamos. Para esto juegan un papel muy importante los tasadores de obras de arte; mal entendidos y juzgados, ya que únicamente se trata de profesionales dedicados al conocimiento, son especialistas en muchos ramos, y han dedicado y dedican parte de su tiempo a la investigación. Por lo tanto son un valor en alza para la sociedad en la que vivimos actualmente.

La figura del tasador es primordial, se trata de un profesional  que tiene que ser experto a la hora de reconocer calidades técnicas y artísticas de una pieza, que proporciona una documentación fiable del valor económico estimado en el mercado para una pieza artística concreta,en función de circunstancias y detalles técnicos de la obra a tasar y en un período de tiempo concreto.

Tasadores hay de muchos tipos, pero aquí queremos ensalzar la labor del  técnico capacitado, aquellos que trabajan para particulares, casas de subastas, compañías de seguros, consultoras y empresas de inversión. Una tasación es un informe que te acompañará toda la vida, heredarán tus familiares y servirá para hacer repartos familiares e incluso para profesionalizar una venta. Para poder asegurar en caso de necesidad, o simplemente porque debemos inventariar y actualizar los bienes patrimoniales; asimismo, cuidarlos y conservarlos. De la misma manera que se hace con una vivienda o un coche.

La pregunta sería ¿Cuánto vale el jarrón de porcelana que tengo en casa este año que me interesaría venderlo? ¿Podemos hablar de ciencia exacta?   ¿Qué factores intervienen a la hora de estimar el valor económico de una pieza artística?  ¿Nos podemos basar en lo que un comprador quiere pagar por ella? ¿Obras del mismo artista y mismo estilo y calidad tienen que valer igual? ¿Puede revalorizarse o depreciarse la obra en el futuro?

Diversas características influyen en la valoración económica y responden a todas estas cuestiones: Es muy importante el autor, la escuela o movimiento al que pertenece la obra a estudiar, su fecha de creación y antigüedad, asimismo la aportación nueva que puede representar la pieza dentro de su escuela o movimiento, es decir su posible historicidad o valor socio-cultural. La técnica utilizada y los materiales. El estado de conservación y si ha sido restaurada en alguna ocasión. Si hay más ejemplares iguales y conocidos. Si la pieza aporta más documentación, como otras tasaciones, reconocimiento de autoría, exposiciones, publicaciones, críticas, etc. Por lo tanto se necesita de la figura del profesional que puede asesorarnos a la hora de querer vender o adquirir obras de arte. Aportándonos una documentación imprescindible.

Se trata de un trabajo arduo, científico y técnico. Y los baremos que manejan los tasadores son muy diferentes, pero en su base coinciden y hay cierta coherencia, es decir, siempre se parte del valor total del capital que van a dar a un cliente y sobre éste mantienen un porcentaje.  Si el informe indica que el conjunto de obras asciende a 40.000 € de valor, el tasador se llevará el 1% de ese valor.  Y así irá disminuyendo a medida que el valor económico aumente, es indirectamente proporcional. A mayor capital menor porcentaje.

Una vez que sabemos lo que tenemos o lo que queremos, tenemos que pensar en mantenerlo y por eso se aseguran las obras de arte, con productos específicos que nos dan las coberturas adecuadas a nuestras necesidades reales sin ser un gasto excesivo.